El Clásico en sí, no sólo destacó por el histórico resultado, también destacaron algunas acciones marrulleras propias de estos encuentros, siempre tensos. El "fair play" brilló por su ausencia en algunos lances, momentos innecesarios que además perjudicaron al que los provocó. Eliminando estas situaciones, sólo se puede recalcar que el Barcelona fue superior y dejó a un Madrid muy tocado el cual, a pesar de no haber perdido durante toda la temporada, demostró no estar aún al nivel de su rival de anoche.
Iturralde no estuvo perfecto, pero al menos es de los mejores partidos que le recuerdo, teniendo en cuenta la dificultad del mismo. No la lió demasiado, si acaso erró en el penalty sobre Ronaldo y en el fuera de juego milimétrico del tercer gol, de complicadísima apreciación. He visto peticiones de pena de cárcel para Sergio Ramos por su actuación final, un tanto exageradas en mi opinión. Fue expulsado por su acción y le caerán algunos partidos, ya está.
Por otra parte, Cristiano Ronaldo estuvo a punto de convertirse en el nuevo Rappel del deporte. "A ver si a nosotros nos meten ocho" afirmó tras su partido contra el Athletic. Deberían aconsejarle que lo mejor en el fútbol, como en muchas otras cosas, es moderar las declaraciones. No me cabe duda que lo único que consiguió el de Madeira fue motivar aún más al eterno rival. No fueron ocho, pero suerte tuvo de que fueran cinco.
El punto positivo para los madridistas tras la noche de ayer es que se encuentran sólo a dos puntos, a pesar de todo y con muchos partidos por delante. Ni ellos ni el Barcelona van a ganar todas las jornadas, el campeonato se lo llevará el más regular. Pero por lo menos, durante esta semana (el finde que viene ya hay otra jornada y ya es un mundo nuevo) el Barcelona ha despejado dudas dentro del fútbol mundial.
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